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Xiomara: el arte de seguir creando

En la historia de Xiomara, el arte no empezó con un pincel, sino con el ejemplo. Su madre, Asociada Trabajadora desde hace años en Colanta, fue quien le enseñó otra forma de arte: el de saber apoyar.


Xiomara fue la primera mujer de su familia en ingresar a la universidad. Ese logro no fue solo suyo, fue de todos. Cada paso que dio lo caminó acompañada de una familia que aprendió, junto a ella, a soñar más alto.


Su camino no fue sencillo. No logró entrar en su primer intento a la Universidad de Antioquia, pero no se rindió. Una nueva posibilidad se abrió en el ITM, en el programa de Artes Visuales. Su tía, cómplice de ese segundo intento, la animó a seguir. Y aunque al principio creyó que no tenía un talento “tan desarrollado” como otros, se entregó por completo… y eso bastó.


Estudiar en Medellín mientras vivía en San Pedro significaba largas jornadas, días enteros fuera de casa y el desafío constante de rendir el tiempo y los recursos. En medio de todo, su madre le habló del estímulo educativo Colanta Solidaria. Y la oportunidad llegó.


Ese auxilio fue mucho más que un alivio económico: fue el impulso para seguir creando, para sostener su camino con materiales, transporte y alimento… tanto para el cuerpo como para el alma.


Hoy, el arte no es solo lo que Xiomara hace, es lo que la habita. Su mirada, su manera de entender el mundo y su historia son testimonio de que los sueños florecen cuando se cultivan con apoyo y esperanza.


Con una sonrisa que mezcla orgullo y gratitud, Xiomara resume su viaje con una frase que lo dice todo: “Me siento orgullosa de ser la obra maestra de mis padres”.

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